No es una escultura grande ni ocupa la posición central esta escultura de Narasingha que hay en la Durbar Square de la ciudad de Bhaktapur, sin que eso signifique que no sea una figura relevante dentro de todo el conjunto de deidades y dioses de la religión hindú. Si hay algún dios hindú o no, de entre todos, que me haya enamorado realmente es Narasingha (नरसिंह en sánscrito): un avatar del dios Vishnú, mitad león y mitad humano.De hecho, "nara" significa 'hombre', "singha" significa 'león'.
Fue a 30 metros de esta escultura, en la tarde del Holi el 16 de marzo, que un niño brahmán de Bhaktapur, de cuyo nombre no me acuerdo, nos contaba una de las muchas historias vinculadas a este dios.
La historia, que está contada en el Bhagavata-purana, contaba que hubo un rey demonio llamado Hiranakashyap (también escrito Jirania Kashipú), cuyo hermano Jirania Akshá fue un ráksasa (un ser demoniaco) muerto por Varaja, un avatar
jabalí del dios Vishnú. Ante este hecho y con la ambición de ser inmortal, de ser tratado como
un dios y de matar a Vishnú, empezó a sufrir penitencias dedicadas a Brahmá o a
Shiva (hay varias versiones respecto a esto), con el fin de que este dios le
concediera su gran deseo.
Hiranakashyap, satisfecho de la traquiñuela que le había hecho a Shiva o a Brahmá, considerando que lo que le había dado era equivalente a ser inmortal, se nombró como todopoderoso y mandó a todo el mundo a rezarle a él, bajo pena de ser ejecutados quienes no lo hicieran. Así fue que la gente aceptó tal mandato, excepto por una persona, Prahlad, su propio hijo, quien todavía siendo un niño afirmó que él quería adorar a Vishnú y no a su padre, seguramente aleccionado cuando estaba en el vientre de su madre Kaiadu por un sabio divino llamado Nárada. Ante este conflicto, Hiranakashyap envenenó a su hijo y lo metió en el fuego, pero Vishnú siempre aparecía para protegerlo.
En una de estas veces en que Hiranakashyap quería matar a su hijo, el rey hizo calentar una columna de hierro de su palacio. Le dijo:
—Oh, desafortunado Prajlada, tú siempre hablas de un ser supremo distinto de mí, un ser supremo que está por encima de todo, que es el controlador de todos, y que es omnipenetrante. Pero ¿dónde está? Si está en todas partes, ¿por qué no está presente ante mí en esta columna?
—Él estuvo, él está, y él estará—. En otra versión, dicen que contestó —Él está dentro de las columnas y está en la más pequeña brizna de hierba—.
El rey, completamente airado golpeó la columna con una maza. En medio de este duro golpe, un tremendo ruido llenó la columna de escombros y de dentro de esta apareció Narasingha, uno de los avatares de Vishnú, mitad león y mitad hombre.
Absolutamente
enfadado, Hiranakashyap fue corriendo a Narasingha con un garrote y fue a
morderle. Pero el mitad león mitad humano agarró fuerte al rey, “de la misma
manera que Garuda agarra a una serpiente” y lo
llevó hasta la puerta. Lo colocó sobre sus rodillas y airoso le preguntó:
A lo que el rey respondió:
—Ni de día ni de noche, pues estamos al atardecer.
—¿Dónde estamos, dentro o fuera?, siguió preguntando Narasingha.
Al final, cuando Brahmá o Shiva se le apareció, Hiranakashyap le pidió su gran deseo de ser
inmortal, pero el dios se negó porque la inmortalidad está relegada a los
dioses. Así fue que Hiranakashiap le pidió entonces que no quería ni morir de
día ni morir de noche, ni dentro ni fuera, ni en el aire ni en la tierra, ni
ser muerto por un arma, un animal o por un humano. El gran dios se lo concedió.
Hiranakashyap, satisfecho de la traquiñuela que le había hecho a Shiva o a Brahmá, considerando que lo que le había dado era equivalente a ser inmortal, se nombró como todopoderoso y mandó a todo el mundo a rezarle a él, bajo pena de ser ejecutados quienes no lo hicieran. Así fue que la gente aceptó tal mandato, excepto por una persona, Prahlad, su propio hijo, quien todavía siendo un niño afirmó que él quería adorar a Vishnú y no a su padre, seguramente aleccionado cuando estaba en el vientre de su madre Kaiadu por un sabio divino llamado Nárada. Ante este conflicto, Hiranakashyap envenenó a su hijo y lo metió en el fuego, pero Vishnú siempre aparecía para protegerlo.
En una de estas veces en que Hiranakashyap quería matar a su hijo, el rey hizo calentar una columna de hierro de su palacio. Le dijo:
—Oh, desafortunado Prajlada, tú siempre hablas de un ser supremo distinto de mí, un ser supremo que está por encima de todo, que es el controlador de todos, y que es omnipenetrante. Pero ¿dónde está? Si está en todas partes, ¿por qué no está presente ante mí en esta columna?
Prahlad
respondió:
—Él estuvo, él está, y él estará—. En otra versión, dicen que contestó —Él está dentro de las columnas y está en la más pequeña brizna de hierba—.
El rey, completamente airado golpeó la columna con una maza. En medio de este duro golpe, un tremendo ruido llenó la columna de escombros y de dentro de esta apareció Narasingha, uno de los avatares de Vishnú, mitad león y mitad hombre.
Narasingha saliendo de la columna |
A lo que el rey respondió:
—Ni de día ni de noche, pues estamos al atardecer.
—¿Dónde estamos, dentro o fuera?, siguió preguntando Narasingha.
—Ni dentro ni fuera —, le contestó el rey, dado
que Narasingha lo había llevado hasta la puerta del lugar.
—¿Soy un hombre o un animal?
—No, ni una cosa ni la otra —el rey empezaba a temblar cada
vez más y el miedo le iba invadiendo
todos los poros de su piel.
—¿Estás en el aire o en la tierra?
—Ni en el aire ni en la tierra —, respondió el demonio, porque
estaba sobre las rodillas de Narasingha.
Entonces, Narasingha con sus largas garras le sacó los
intestinos y se le llenó el pelo y los ojos de las gotas de sangre del rey
demonio. Así fue que se colocó los intestinos como si fueran guirnaldas.
Después le arrancó el corazón.
Muy intersante la historia
ResponderEliminarDe mis historias favoritas
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