domingo, 16 de noviembre de 2014

Fotografiando un voluntariado en Nepal (I): tropel de fotos

redacción: Remei; fotografía: Remei y Salva

Viajar no consiste en disfrutar durante todos los momentos; no consiste en reír todo el tiempo, ni siquiera sonreír. Se pasan, evidentemente, momentos amargos que muchas veces no quedan retratados en nuestras cámaras de fotos. En la mayoría de viajes, tendemos a ofrecer un retrato general a partir de los momentos más positivos. No siempre sucede así y hay muchos proyectos fotográficos que se encargan de captar todo aquello que tiene un color agrio y a veces desgarrador, pero la balanza la suele ganar el otro tipo de fotografías, al menos en el caso de los que no somos fotógrafos y al menos en los casos de voluntariados en terreno. En este caso particular, en voluntariado en países en vías de desarrollo, hay de todo, hay varios testimonios de voluntarios frustrados, pero la imagen que en general se ofrece es de vitalidad, dinamismo, de una gran experiencia de alegría y jolgorio. Sin embargo, la realidad tiene muchos más matices que queremos contribuir a dibujar y mostrar.

Es por este motivo que queremos compartir, en este post, en el anterior de Voluntariado y Necesidades y en posts futuros, las fotografías, naturales y de andar por casa, de nuestro paso en el voluntariado en el proyecto de protección al menor en el que estuvimos. Tengo que reconocer que no somos muy amigos de las fotografías y hay muchos momentos que recordamos que van a permanecer en no más sitios que en nuestra memoria, aunque con eso a veces basta. Lo que sí podemos mostrar aquí, en esta entrada de Testimonio en Nepal: historia de un estar son aquellas fotografías del voluntariado.

Antes, si no habéis leído las entradas de este blog donde explicamos el tipo de voluntariado que hicimos, que fue en una casa de acogida con nueve niños, una cuidadora y una profesora, aunque ambas hacían más que eso, en una de las zonas periféricas de la ciudad de Patan, una de las tres ciudades que componen el Valle de Kathmandú y que está muy cerca de la capital de Nepal, que es Kathmandú,si no los habéis leído, podéis visitar Testimonio de un voluntariado en Nepal: ayuda por fuera, viaje por el interior de ti mismo y Voluntariado y Necesidades.

Hoy os dejamos estas fotografías, de muchos de los momentos, sin detenernos a uno u otro día y sin afán de enseñároslo todo, aunque hemos puesto algunos comentarios. Pero volveremos con más.

Este es Prakash, el más grande de la casa, con 13 años.

Todos los días, al llegar de la escuela a las 16:00, a veces antes de merendar, a veces después, los 9 niños se ponían a hacer los deberes sin dudarlo ni un momento. No fallaron ni un día.



Aquí os presentamos a Migma un día en que hicimos un taller de caretas..

Aunque no se le vea, debajo de esa capucha se esconde Eros. 

Aquí el mismo Eros, ya sin capucha.
Aquí Prakash, de nuevo.

Esta es Pretti, la segunda más pequeña de la casa.

Aquí  casi toda la tropa viendo una película que los tenía absortos.


Este es Raj, en un taller de manualidades que hicimos a partir de reciclaje de cartón.

Y aquí tenemos todo el completo de chicos de la casa: de izquierda a derecha, Nikhil, Raj, Sonam, Prakash y Eros.


Resulta que nuestro trabajo principal no era directamente con los niños. Aquí podéis vernos trabajando en la casa y, a la derecha, Manita estudiando.


Este es Raj, que ya hemos presentado antes.


De camino al cole.
De camino al cole, como cada día, de domingo a viernes, siempre en fila india, con Sarina, la niña más mayor, al final de la cola y Prakash, el chico más mayor, al principio.

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